Violencia de género, violencia doméstica, violencia machista, violencia contra la mujer… muchas definiciones pero solo una realidad: maltrato y muerte.
933, ¿qué les sugiere este dato?, un simple número, ¿verdad?…. Pues no, no caigan en ese juego, no caigan en la simplicidad de los medios de comunicación. 933 son las muertes por Violencia de Género desde el año 1999 hasta el 2013 (datos oficiales del INE). Desgraciadamente, a este número hay que sumarle 42 muertes más según datos oficiales (dato del 8 de octubre), o 47 según otras fuentes, y es que hasta en eso no nos ponemos de acuerdo. Pero por favor, no conviertan a nuestras víctimas en simples cifras. Porque estamos hablando de vidas truncadas, de desesperación, de ilusiones perdidas, de sufrimiento, pero en definitiva de muertes.
Como cada año, y ya van unos cuantos, vamos a recordar hoy aquí a todas las mujeres asesinadas víctimas de esta permisividad política y social. Porque no sólo hay que señalar a nuestros dirigentes, nosotros, como sociedad, debemos hacer autocrítica y aprender de nuestros errores.
Un año más se repite la misma situación, todavía no tenemos un nuevo Código Penal que vaya aportando nuevas soluciones. Todavía no contamos con un sistema educativo eficaz que palie, de una vez por todas esta lacra. Y no lo digo yo, son los centros de atención a malos tratos que coinciden en que cada vez son más jóvenes las chicas que acuden a pedir ayuda.
Me gustaría que comprendiesen que no solo es la pérdida de un hijo, de un hermano, de una madre…… Hay otras victimas de las que nadie se acuerda; de nosotros, de los padres, de los hermanos, de los hijos que minuto a minuto, día a día y año tras año hemos decidido cambiar de vida, y estar lidiando continuamente contra este horror. Y que conste que lo hacemos porque queremos, pero también porque no tenemos otra opción.
Entre otras muchas cosas, hace ya tiempo, mucho tiempo que AFAVIR como asociación, le pidió al ayuntamiento que, por favor, se construyese un monumento en honor a las víctimas de Violencia de Género. Simplemente pedimos algo simbólico y que estuviera situado en un sitio donde no molestara a nadie, pero que a la vez sirviese a la sociedad para recordar que debemos hacer algo, que debemos de actuar. Pero, parece ser que hay otras prioridades, por lo que nuestras queridas víctimas siguen siendo eso, meros números.
Les hablo como Lucila, estoy abatida, desesperada, sin ilusión y sin ganas. Sólo la lucha me mantiene en pie. Aunque crean imaginárselo no se pueden hacer a la idea de como es un segundo de mi vida. No les pido compasión, porque cada persona tiene su carga. Sólo les digo que, por favor, ayuden a construir un mundo mejor, donde todos nos respetemos y que la igualdad no sea un fin sino un hecho.
Gracias a todos.
Los padres de Rocío-