Me duele enormemente la hipocresía y quizá sea junto al egoísmo los peores males que aquejan a nuestra sociedad.
Digo esto porque nuevamente durante este fin de semana pasado la Violencia de Género ha vuelto a salpicarnos con toda crueldad, tres mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas. Seguramente no han sido suficientes,
ni suficientemente importantes, para que ningún político, creo que estamos en pre-campaña electoral, se digne
hacer mención en sus discursos, de estas atrocidades. Quizá no sepan siquiera sus nombres, les voy a ayudar: Lucía,
47 años de Lora del Río (Sevilla), Clementina 38 años de Arona (Tenerife), Esther 47 años de Vinaroz (Castellón). Tres mujeres más, vamos por las cincuenta víctimas este año.
¿Por qué asesinatos de segunda? Se preguntarán ustedes. ¿Qué hubiese pasado si los tres asesinatos, hubieran sido por actos de terrorismo? Vaya por delante que las víctimas de terrorismo merecen mi mayor respeto y consideración.
Contesten ustedes mismos: condenas por parte del Gobierno, de los partidos políticos, de las instituciones, de las asociaciones, manifestaciones, telegramas de condolencia a las familias empezando por la Casa Real, etc., etc.
Los que hemos sufrido en nuestras familias el terrorismo machista y pedimos el endurecimiento de las penas y el cumplimiento íntegro de éstas en la cárcel, para asesinos, violadores y pederastas, nos tenemos que conformar con las declaraciones de las Leires Pajínes de turno, en las que nos dicen que al calor del dolor no se puede legislar, los Caamaños, Dívares y Pumpidos, responsables directos de “Alicia en el país de las maravillas” o lo que es lo mismo, la última reforma del Código Penal ( Ley Orgánica 5/2010 de 22 de junio ), sin olvidar a los Rubalcabas y sus adláteres.
Por cierto ¿sabían ustedes que el tal Rubalcaba en su último puesto de trabajo, como Ministro del Interior se opuso de forma rotunda a que la investigación por un asesinato, muy mediático en España, lo llevase la Guardia Civil en vez de la Policía Nacional? Seguramente se hubiesen obtenido mejores resultados, seguramente se hubiese evitado la pérdida de cientos de miles de euros en búsquedas inútiles, seguramente no se hubiese hecho el ridículo tan espantoso que se hizo en el desarrollo de los trabajos de investigación y lo más importante, seguramente los familiares de la joven víctima no estarían pasando el calvario que están sufriendo. No tengo nada contra la Policía Nacional, todo lo contrario, mi admiración por el trabajo que desarrollan, pero el tal Rubalcaba no quiso arriesgarse, era lo más cómodo.
Por supuesto, no me olvido de esas asociaciones de jueces que como el tal Rubalcaba creen que el Código Penal Español es de los más duros de Europa y que para los “pobres asesinos” es muy duro estar encerrados en la cárcel, ya sabemos que por el art. 25 de la Constitución la misión de la cárcel es la de rehabilitar y no la de castigar, hay que tener cuidado.
¿Entienden ahora un poco lo de hipocresía y egoísmo? ¿Entienden ahora lo de asesinatos de segunda? Quizá cerca de ochocientas mujeres asesinadas los últimos 12 años, no merecen aún, una atención especial, además es curioso que las víctimas aparezcan con nombres y apellidos y de los asesinos, (no digo presuntos), solo aparezcan las iniciales.
Estamos en precampaña electoral, me imagino que si las elecciones las gana el Grupo Popular se acordarán de la PNLP-000047 presentada en el Parlamento Andaluz en septiembre de 2009, por el Sr. Arenas Bocanegra. ¿Se acuerdan? Espero que no haya que aplicarles también las palabras, “hipocresía y egoísmo”
Aunque hoy en día gran parte de los valores morales se han perdido, la vida sigue siendo lo más sagrado que poseemos. Lástima que los que nos gobiernan no opinen lo mismo.
Soy Félix, padre de Rocío, mi hija fue asesinada en Valencia en noviembre de 2008 por su ex-pareja, tenía 25 años.
Su asesino, Jairo Ortiz Cortés, cumple condena de 20 años por asesinato en la cárcel de Picassent, (Valencia). Dentro de poco más de siete años podrá disfrutar de permisos carcelarios y un par de años después pasar a tercer grado por buena conducta.
